Hace años que vengo leyendo posts en blogs, tweets y publicaciones en Facebook que con desdén emiten juicios de saldo con frases como «gente que va de profesional del social media con 500 followers en Twitter» o «los que van de expertos en social media marketing con pocos seguidores, son vendedores de humo». Cada vez que me he cruzado con una de estas perlitas he decidido escribir este artículo que hoy lees, pero se me suele pasar la mala leche antes de llegar al teclado. Hoy he llegado a tiempo.
Sólo tengo tres cosas que decir al respecto. La primera es que la ignorancia es muy osada. Me cuesta hacerme una idea del Olimpo del social media marketing en el que viven estas personas cuando no se han cruzado nunca con excelentes profesionales con pocos followers. Yo no sólo me los cruzo con pocos followers, además sin la más mínima preocupación por conseguir más. Y felices ¿eh? Que llegan a su casa los tíos y en lugar de ponerse a tuitear, van y se ponen a jugar con sus hijos, a leer un libro o a hacerle el amor a su pareja. Y tan ricamente.
Somos muchos los que después de pasar todo el día entre estrategias, perfiles sociales, apps, desarrollos, influencers y demás trajines para nuestros clientes, de lo que menos ganas tenemos es de ponernos a desarrollar una estrategia en nuestras redes personales en nuestro inexistente escaso tiempo de coio. Vaya por delante que admiro sinceramente a los que son capaces de hacer las dos cosas, pero ¿podría ser que algunos tienen tan poco de lo primero que se lo pueden dedicar todo a lo segundo?
Personalmente necesito un respiro, aunque sólo sea entre las 9 de la noche que salgo de la agencia de marketing online y las 9 que vuelvo a entrar. Si repaso mentalmente los profesionales del marketing digital que han pasado por nuestra agencia, por otras agencias digitales con las que hemos colaborado o por los equipos de marketing de nuestros clientes, la lista de los que son grandes profesionales y tienen pocos followers, es sin duda más larga que la de los que además de ser buenos tienen miles y miles de followers. Entonces, no me queda más remedio que preguntarme ¿en qué mundo paralelo se mueve la gente que dice estas cosas?
Estos súper-expertos son tan buenos y destacados, que pueden impunemente insultar a los demás calificándonos de malos profesionales por no tener 10.000 followers. ¿O son 5.000? No tengo claro dónde está el corte. Desde luego si ellos viven en el Mundo Real ® del marketing digital está claro que yo vivo en el mundo paralelo en el que los casos de éxito y las recomendaciones de clientes priman más que los followers.
Os dejo además una pregunta. ¿Se os ha ocurrido pensar que con la cantidad de empresas, agencias y profesionales del marketing que hay en España es imposible que todos los que sean buenos en esto, sean influencers? ¡Habría miles de Tweet Stars del marketing! Lo que por definición haría subir el número necesario de followers para ser considerado como tal (pues el valor principal de un influencer es su escasez) y entraríamos en un bucle infinito…
No voy a negar que las apariencias son muy importantes y que ver un pefil con miles de followers induce a pensar que sabe hacer bien las cosas. No discuto que la impresión de ver miles de followers es excelente. Pero todos sabemos que eso no tiene necesariamente que querer decir nada. ¿O acaso es @Norcoreano un genio del marketing? ¿Todavía no veis que es absurdo lo que decís?
Lo que nos lleva a lo segundo que tengo que decir al respecto que es, que si los gilipollas volaran no veríamos la luz del sol. En contraste con el párrafo anterior he de decir que también he trabajado en algunos momento de mi periplo por este mundillo, junto a dos o tres personas consideradas influencers del social media marketing con muchos followers. Algunos han hecho honnor a su reputación. Con alguno he llegado a sentir vergüenza ajena manteniendo una conversación sobre posicionamiento SEO por ejemplo (disciplina en la que personalmente no me considero experto), básicos del marketing y gestión de comunidades en redes sociales. No queráis imaginaros donde hubiera querido meterme cuando los vi en acción.
Me he llegado a sentir como el niño de El Sexto Sentido. ¿Os acordáis cuando decía –son como gente normal. Sólo ven lo que quieren ver. No saben que están muertos-? Pues eso, lo curioso no es que no tengan ni idea sino que su social-ego no les permite darse cuenta de ello aunque se lo pongas en las narices. Pueden estarla cagando cayéndose con todo el equipo, que no lo verán en la vida.
Este último párrafo no es para darle cera gratuitamente a nadie, sino ilustrar que ni el que tiene poco es malo, ni el que tiene mucho es bueno.
Luego tenemos las hordas de los que apoyan con sus comentarios y retweets esos posts en Facebook, en blogs y en Twitter en los que se dice o se deja caer que si tienes pocos followers eres un mal profesional y deberías arder en el infierno. Lo fascinante del tema, es que la mayoría ¡se dedican al social media marketing y (como es normal por pura estadística como decíamos más arriba) tienen pocos seguidores! ¿Es o no es para partirse la caja? Es deliciosamente satírico, una sublime oda al onanismo mental que nos salpica con su imperturbable ridículo. ¡Apoyando ese tweet, están calificándose a sí mismos como profesionales deficientes y vendedores de humo! Si nuestras acciones nos definen, no te digo nada y te lo digo todo.
Lo último que tengo que decir al respecto, es que con la comida no se juega. No soy de escribir estos posts tan agresivos, no me va este estilo. Al menos me esfuerzo en aparentar que no me va, que no es poco para la mala leche que acumulo en ocasiones. Pero creo que este os lo habéis ganado a base de años de tocar las narices. Si vas a decir memeces que te dejen en ridículo no seré yo quien te pare, pero hay muchos excelentes profesionales que no tenemos miles de followers y si nos descalificas estás jugando con nuestra comida. Podemos tener sólo 500 followers, pero a lo mejor gestionamos cuentas con 250.000. Si sólo con pensar un poquito antes de publicar, te evitas quedar en rídiculo diciendo tonterías.
En fin, que este post se puede resumir con tres frases: la ignorancia es muy atrevida; si los gilipollas volaran no veríamos la luz del sol y con la comida no se juega.
¡Nos leemos!
PD: No me gustaría terminar sin un poco de demagogia barata que me ha costado evitar durante el artículo pero que siempre es muy vistosa en estos casos:
- ¿Un buen cocinero tiene que cocinar en su casa todos los días?
- ¿Un buen dentista sólo lo es si se arregla sus propios dientes?
- ¿Un buen cirujano plástico tiene que haberse operado muchas veces?
- ¿Un buen director de cine, y por lo tanto de actores, debe saber actuar?
- ¿Un buen abogado debe representarse a sí mismo?
- ¿Amancio Ortega sabe coser muy bien?
- ¿Un buen director de marketing debe ser copy, productor audiovisual, etc. para dirigir campañas?